lunes, 12 de mayo de 2008

Una data por Karl Marx



Hace poco se conmemoró un aniversario de la muerte de Karl Marx. Con motivo de la efeméride rememoré mis encuentros cercanos de tercer tipo con el marxismo-leninismo.
En realidad nunca me cuadró aquello. Cuando mi profe trataba de explicarme que “la primera ley del socialismo es la satisfacción de las necesidades siempre crecientes de la población” miraba de reojo mi único jean gastado, preguntándome qué mejunje me tocaría de almuerzo en el comedero universitario.
Así, al llegar al Comunismo Científico, decidí era hora de irme para la casa de la FEU a estudiar las contradicciones antagónicas entre el doble nueve y el doble blanco.
Allí supe que las revoluciones, si son verdaderas, se producen por las mismas causas que los tranques en el domino “…cuando los de abajo no tienen y los de arriba no quieren….”(Lenin, tomo XIX, Obras Escogidas).
Años más tarde los ojos más lindos de la Colina me dijeron que mi rechazo a tal filosofía era producto de haber aprendido el esclerótico marxismo soviético de los manuales de Nikitin y Konstantinov.
Para impresionarle me disparé el Capital et al. En verdad nunca logré entender el porqué de la plusvalía, pero a la segunda vez que la muchacha, imperturbable, me dijo NO, apliqué magistralmente la Ley de la Negación de la Negación. Casi me caso con ella, desafortunadamente, por razones complicadas de explicar, al final la cosa en sí no se convirtió en cosa para nosotros.
Del Marxismo podría salvar algunos fragmentos; su anuncio, casi premonitorio, de la globalización, su crítica al capitalismo. Fue un intento loable de explicar el desarrollo de la sociedad a partir de leyes científicas.
Pero una teoría científica incapaz de predecir la construcción y destrucción de ciertos muros ni como Manual de Ingeniería Civil sirve. En mi opinión subestimó, o no pudo prever, el desarrollo vertiginoso de las fuerzas productivas que se produjera después, impulsado por las ciencias y la tecnología.
Si quisiéramos aplicarlo ahora mismo habría que empezar por buscarse nuevos sepultureros de la burguesía, porque de aquella clase obrera del siglo XIX queda poco; la que sobrevivió no esta muy interesada que digamos en hacer la Revolución.
De todas maneras tengo la impresión de que sería apresurado hacer su discurso fúnebre, sobretodo mientras la riqueza esté repartida de manera tan desigual. Tal vez se quede gravitando alrededor como algo endémico, reapareciendo de vez en cuando con nuevo ropaje.
En todo caso, de los clásicos, mi favorito seguirá siendo la salida al doble uno.

2 comentarios:

Infortunato Liborio del Campo dijo...

Lee La Ideología Alemana. Epigrafe "Condiciones Materiales del Comunismo"...ahí está la predicción de la caída de ciertos muros.

Anónimo dijo...

Infortunato,
Ciertamente voy a revisar mi marxismo.
De hecho, estoy totalmente de acuerdo contigo cuando dijiste hace algun tiempo, te cito de memoria, que un marxista consecuente tiene que ser por fuerza un opositor al fidelismo.