lunes, 3 de noviembre de 2008

Obama, el día después






En vísperas de las elecciones más importantes del planeta, y a menos que un cierto efecto “Brandy” aparezca, la suerte parece echada. La pregunta importante es entonces cómo será el mandato del primer presidente negro de USA.
En contra de quienes han agitado el peligro socialista, su presidencia, más allá de una duda razonable, resultará la de un mandatario centrista aunque sea por una simple razón; la mayoría del pueblo norteamericano, conservador por historia y sociología, no le permitirá gobernar de otra manera.
Inspirado en Clinton, otro pico de oro que prometió la luna, tiene bien aprendida la lección de su maestro. Durante los primeros años de aquel, los intentos en pasar leyes “socialistas” como las reformas de salud presentadas por Hillary, terminaron con la pérdida demócrata de la mayoría en ambas camaras del Congreso. Por fortuna la nueva ola conservadora duró lo que un republicano entre las piernas de Sara Palin. Bill se re-centró, terminando su mandato como acaban los cuentos de hadas; vivió felizmente hasta que una perversa joven becaria le hechizó.
Por otra parte, soy escéptico respecto al cambio revolucionario que promete su campaña. Rebajemos las expectativas, las revoluciones se hacen en las montañas o desde barricadas en las avenidas. No obstante si logra hacer efectivas un puñado de medidas concretas, su paso por la Casa blanca va a resultar en extremo beneficioso para el país y el mundo en general. Menciono algunas:
1)Tropas de regreso desde Iraq.
2)Salud a 47 millones de norteamericanos.
3)Desarrollo de tecnologías no dependientes del petróleo.
4)Una redistribución del ingreso a favor de la Clase Media.
5)Equilibrio, o al menos disminución, del déficit.
6)En nuestro micromundo, eliminación de las prohibiciones de viajes y una mirada mas abierta a cualquier signo de cambio
Esperemos a mañana pues.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gano, y ahora que?