viernes, 22 de agosto de 2008

El vallista y su comandante



Dayron Robles tomó menos de trece segundos en ganar de manera inobjetable los 110 metros con vallas.
Al guantanamero le llevó menos tiempo aún dedicarle la medalla de oro al Comandante. La dedicatoria no tendría la menor transcendencia, el homenaje ha devenido costumbre rutinaria, si días antes no hubiese firmado una carta, dicen por ahí, pidiendo el respeto a los derechos humanos en el Tibet.
Al principio me costó trabajo explicarme la aparente inconsistencia en su conducta. Recordé aquel repentista, quién en una “actividad” campesina allá en los tiempos de antaño, cuando la religión solía ser en sí misma un pecado, improvisaba unas décimas mezclando la gimnasia y la magnesia:

La revolución avanza día a día
por el camino del socialismo
gracias a la Virgen María
y al maxismo-leninismo

Pero, pensándolo bien, acaso Dayron no habrá sacado en cuenta que después de tantas incontables reflexiones nuestro Dalai tropical debía estar meditando en algún monasterio budista perdido en los Himalayas? Lo cierto es que uno en Beijing, el otro desde el templo de "La Raspadura" han alcanzado el Nirvana.
En todo caso el flamante campeón y el Shaolín otoñal hacen una simbiosis perfecta; uno pone los obstáculos y el otro los vence.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Este te quedo buenisimo.

Anónimo dijo...

Me alegro de que haya gustado.
Realmente estuvo raro eso de que firmara por el Tibet.
Dayron tiene ademas cara de inteligente.
Un saludo
pi